jueves, 28 de abril de 2011

La miseria, la estupidez y el olvido.

Detrás de esos muros hay una historia desfigurada por el egoísmo de un hombre al que nunca le enseñaron a perder, ni a ganar y mucho menos a concensuar, un recuerdo marcado y miles de momentos que como almas sin paz vuelven a relucir en los ojos de los que atónitos miramos, con amor, mucho amor el pasado y lo que fue.

Hoy las paredes parecen volverse cada día más oscuras y los fieles “mementos” emprenden su fugaz partida tras la ausencia del hilo conductor que todo lo predijo pero no pudo evitarlo.

Me recuerdo y los recuerdo, entre sonrisas y días de sol almorzando en familia, disfrutando de la brisa del patio y el resplandor de las miradas verdaderas de nuestros abuelos llenas de amor, me recuerdo y los recuerdo en tiempos donde los lazos parecían sólidos y la lealtad la mejor carta para jugar, en un ámbito de plena armonía.

A menudo se cae una hoja que escondida lleva la marca de la piel, del sudor cayendo sólido, tras cada ladrillo que debieron poner, con sacrificio y honra, peso sobre peso, los seres que con esfuerzo levantaron estos techos, los mismos que desde la miseria sembraron utopías, hicieron realidad sueños y se forjaron un destino de causas y efectos que no lograron modificar.

Una casa y un nombre que esconden un secreto cruel el de la envida y el rencor como grabados en la pared.

El amor genera las peores tormentas y las pasiones todo lo pueden echar a perder, pero por sobre todo, las ambiciones que condenan a esta estirpe, están quemando a fuego lento cada sentimiento positivo que hubo.

Tras un sueño familiar cuantas contradicciones, con el paso de los años cuantos días y más noches… sin poder gritar por los derechos que nos concede ser hijos de esta tierra, cuanta bronca acumulada por sentirme dejada y olvidada, cuanto perdido, pues más traición en los labios del que me vio nacer y crecer y que en algún momento fue mi aliado mejor.

Cuanta tristeza acumulada enfrentando carencias de valores, tanto odio que rebalsa las fieles convicciones. Cuanta estupidez humana y que lejos de eso palpita mi esperanza, podría hasta sentirme afortunada por conservar en mis raíces la honestidad brutal de los que con sacrificio me dieron el pan y los anhelos.

Dentro de este mundo, perpleja por los acontecimientos, voy a paso lento tratando de descubrir por qué tanta condena nos toca vivir, cual es el error cometido, por qué tanto daño causado, tanto llanto gastado e impotencia en las manos.

Dos años que marcan una diferencia sin medidas, una vida netamente distinta, todos los esfuerzos dañados por culpa de una terrible ambición la del dinero y la carencia de amor…

Existen vientos que desearía soplar y de ese modo escapar de esta realidad o tal vez volar con ellos, a un lugar menos cruento y sin tanto dolor.
Existen voces que me piden que me quede y que comience, de a poquito, a limpiar las paredes.
Para que en esta noche de furia pueda encontrar la paz, y tal vez en algún rincón de la tierra, gritar con todas mis fuerzas que he logrado liberarme y desatar cada pena que mi propia sangre logró causar.

¿Cómo se hace para resistir a tanta injusticia?

"Pero al final del camino la rueda virará para el lado de los que se han cansado de pelear, Pero al final del camino la entropía no logra actuar."
Siempre hay en mi camino, una mirada hacia atrás
De ese pasado intenso que no vuelve más.
Y en ese viaje necesario, en mi lucha con el tiempo
Todo vuelve a empezar.

Porque lo anido en mi recuerdo
Porque lo que esta vivo en la memoria
No se puede desterrar.

Y no me preguntes las causas
Ni trates de encontrar razón
Simplemente para mi es necesario
Volver a pasar por el corazón.

Cuando quieto queda el mundo,
La noche se aferra a mi piel,
Dejo volar mi mente
Necesito volver…

Necesito volver a sentir el calor del recuerdo
Necesito volver a mi raíz, necesito pensar en lo infinito
Necesito que entiendas que así soy feliz.

Y si ves que me aflijo, porque las penas siempre quedan
No le temas a mis lágrimas, no siempre son de tristeza.
Muchas veces es la incertidumbre la que me condena.
Porque la duda mata y la nostalgia pesa.

Cazadora de Histrias

Somos comunes, o tal vez no tanto, somos en fin todos humanos, somos personas caminando en la vida. Viviendo y transitando situaciones, experiencias...
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